
Durante este verano se dio a conocer un informe sobre los hábitos deportivos de los jóvenes de nuestro país. Una de las cuestioens que trataba, se hablaba de la gran cantidad de adolescentes, que deciden abandonar la práctica deportiva.
Esta noticia me hizo pensar muy a fondo en ello y recordar conversaciones con entrenadores, especialente aquellos denominados"de toda la vida", en los que la voluntad de ser formadores prevalece por encima de la de ser competidores. Estaban, están y estarán plenamente convencidos que las corrientes sociales tan competitivas llevadas al deporte sin estabilidad ni control producen efectos absolutamente opuestos a los que la práctrica deportiva persigue. No hay transmisión de valores y sí inercias negativas. VAMOS MAL.
Es evidente que los centros deportivos siguen modelos que la competición va marcando, con una intención máxima: ganar al rival, el partido, la liga, el torneo,... Para ello se entrena, se exige, se cuestiona, se ofende, se frustra,...
¿Donde queda el pasárselo bien, el divertirse, el desarrollar nuestro cuerpo el hacer amigos, incluso con los rivales?. No, todo esto no se contempla en el modelo establecido... salvo que sea ganando siempre. VAMOS MAL.
Los mensajes que se están enviando tienen que ver con intentar ser los mejores, con espejos determinados, únicos y difíciles de reproducir, incluso esperando llegar a ser profesiones algún día, Por el camino se dejan abandonadas horas para estudiar, de formación, de relacionarse, de diversión.
Todos sabemos lo que acaba pasando. No pueden ser los mejores, ni lo serán. No se ganarán la vida millonariamente con el deporte. Un disgusto. ¡Qué desilusión!. Vaya rollo seguir dedicándole tiempo a los entrenamientos, a los partidos, a las derrotas. ¡Mejor dejarlo!. Y lo dejan. Fracasados y sobre todo resentidos con el deporte VAMOS REALMENTE MAL.
Sin embargo estoy plenamente convencido que nuestra responsabilidad como entrenadores nos lleva a reflexionar, reaccionar y corregir esta inercia negativa que en el informe se anunciaba.
Os invito a que reflexionéis sobre vuestro modelo y que mostremos que los entrenadores estamos realmente implicados en ayudar a mejorar los hábitos de nuestra juventud. Somos auténticos protagonistas en la educación y formación de nuestros jugadores y no podemos rehusar esta responsabilidad. VAYAMOS BIEN.(Juan Mª Gavaldá, Presidente AEEB)